La fuerza irradiadora de una aura santa es incalculable. El presidente ruso es inteligente y sabe que sólo con la mirada de amor del Papa argentino puede quedar noqueado. Seguramente teme más al encuentro con esa alma limpia que a la confrontación artillera en el campo de batalla. Quien ha auspiciado la cruel invasión es consciente de que la fuerza avasalladora y bárbara que él encarna, puede mermar con la mirada desbordada de compasión del hombre de blanco. Seguramente sabe que estrechar esas manos venerables y callar los cañones, detener la guerra puede ser todo uno. Por eso da largas, por eso constituye seguramente su encuentro más temido. DÃa, hora y lugar por favor para esa importante reunión que puede ser antesala de paz, detener en Ucrania y Rusia ingente dolor y sufrimiento gratuitos. |
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